Fin de semana

El viernes fui al cumpleaños de un amigo. Todo muy producido, harta gente, puestos asignados, mesas con número, buena comida, DJ, Cuaderno de Buenos Deseos, títeres con libreto especial, todo muy entretenido. Anoche sábado fui al Liguria donde hablé harto, conté historias, y comí poco. Me doy cuenta que puedo confiar en alguien que me escuche y contar lo que me pasa o ha pasado, o hablar de las dificultades como pareja, pero de verdad lo que más deseo al hacer esto es ser leal a Martine, y me doy cuenta que puedo hacerlo si hablo desde la perspectiva de que son mis dificultades, no como provocadas por ella. Hay una parte de mí que sabe que no soy tan bueno como varios dicen. Y me lo ha estado repitiendo más seguido este último tiempo. Igual prefiero ser humano, y tener fallas, y alegrarme de estar vivo y de sentir. Admirar las cosas buenas de los otros y tratar de entender sus limitaciones. No me gustaría relacionarme con dioses perfectos. Así que en esa estoy, mientras veo el tenis desde Atenas y espero ver a mis hijos que almuerzan con su mamá. Tratando de entender adonde estoy y adonde quiero ir. Y este cómplice blog amigo mío me entiende y acepta mis desvaríos. Aunque de repente se transforma en ese Doctor Blogstein, monstruo con vida propia y un poco fuera de control.
Pero ahí estamos, bien.