De té, soles e hijos
martes, febrero 14, 2006
Y hablemos amor, hablemos de amor, qué más se puede hablar a las dos de la mañana.
Recién termina el lunes, y yo no quiero que termine.
No quiero que termine el té, ni la música, ni las historias.
No quiero que termine. No quiero.
No quiero que se vaya.
(Porque invité al sol a tomar té).
Todavía está iluminado aquí. Todo.
Después fui a la casa de Felipe, mi hijo, porque se va mañana a Maitencillo con la familia de la polola, y me fui a despedir, darle hartos besos y lo llevé a la casa de la Camila. En el auto me cuenta de Saian Supa Crew, que estuvo notable. Después me dijo, te ves bien, se te ve contento.
Estoy, le dije yo, estoy contento.
Por qué, me dijo.
A la vuelta te cuento, le dije, ya llegamos.
Bueno, pero adelanta algo.
Es un sol, le dije yo.
Se nota, me dijo.
Te quiero, le dije yo.
Yo también padre, yo también te amo.
Y nos bajamos del auto y nos dimos hartos abrazos y hartos besos.
Conversas de padre e hijo.
Foto: Bárbara
Quédate aquí.
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