Graduación de emociones

jueves, julio 02, 2009

Mi hijo Rodrigo recibió ayer su título de Bioquímico en una solemne ceremonia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Y para mí y su mamá que estábamos ahí, también fue muy emocionante.

Porque el Ro, aparte de titularse con Distinción Máxima, fue elegido para dar el discurso en representación de todos los alumnos de la Promoción.

Ni les digo, traté de tomar fotos tan lleno de orgullo, de lágrimas y de recuerdos que ni sé como salieron.

Esto es un extracto, es el final de su presentación:

"...Los que pudimos elegir en qué universidad estudiar —y ahí sí que creo que englobo a la mayoría— elegimos excelencia. La Chile se elige por excelencia. Por las herramientas que puede entregarle a una persona que ya es inteligente, para que maneje de la mejor manera posible su talento, canalizándolo hacia el éxito.

Es una cosa de oportunidad. Porque el talento solo, no sirve. El talento sin ganas... no existe; el talento sin esfuerzo... se pierde. Y el talento sin oportunidad, que es lo que finalmente da la universidad, nace muerto.

De los que hemos salido al mercado laboral en una carrera con una diversidad de posibilidades altas como es Bioquímica, probablemente muchos podemos decir que el sello Universidad de Chile se nota. El sello Universidad de Chile abre puertas y te diferencia.

Esto no quiere decir que yo crea que la Universidad o la Facultad sean perfectas. Son instituciones que, como todas, tienen sus fallas, sus problemas, sus desorganizaciones e incongruencias. Pero es el deber de todos nosotros el mejorar esto. No sólo de los alumnos de hoy sino también de los de ayer, de los que estamos hoy acá sentados. Y los alumnos y ex alumnos tienen el deber de criticar. Y en esto yo quiero poner énfasis. Tienen el deber de estar ahí. Y —de manera inteligente y responsable— hacer ver las fallas. O te haces cargo o te haces el leso.

Prometí que iba a ser breve. Muchos me pidieron que este no fuera el típico discurso de agradecimiento tipo. Espero haber cumplido con lo último, pero tengo que agradecer y este es el momento de dar las gracias.

Agradecer a los que estuvieron detrás todo este tiempo. A los profes amigos, que más allá de lo académico se dieron el tiempo para un café conversado. A los compañeros dedicados que nos ayudaron a salvar algún examen, a los técnicos de los laboratorios que nos brindaron alegría y ayuda cuando lo necesitamos, a los amigos que nos mantuvieron los pies en la tierra durante este proceso y a todos quienes nos hicieron la vida universitaria un poco más fácil.

Agradecer a esta facultad que me dio la oportunidad de conocer a una de las personas más importantes de mi vida, Constanza.

Y por último, debo agradecer a todos los padres que nos dieron la oportunidad de poder elegir. Muchas gracias, al parecer no nos equivocamos tanto.

Colegas, sean humildes en el éxito.
Perseverantes y optimistas frente a los obstáculos.
Enfrenten con coraje e inteligencia los desafíos que les impondrá la futura vida profesional y recuerden que el sello Universidad de Chile jamás lo perderán.


Nos vemos pronto."



En su casa, con su hermano, amigos y familia, abrimos una botella de vino que compramos cuando Rodrigo nació, en 1983, y que esperaba una ocasión especial como esta. Tal vez no estaba tan buena, pocos vinos aguantan bien tantos años, pero la emoción y el abrazo todavía lo sentimos todos.


¿Qué más? gracias. Gracias a él, por ser como es.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

Más créditos

Foto del blogger: Bárbara Gallardo
Foto de Santiago by night: Mía.

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