Porqué a veces quieren estar solas
lunes, agosto 02, 2004
Hoy volví a mi casa. Estas tres semanas en que los hijos de Martine estuvieron en París con su papá estuvimos casi todo el tiempo juntos, en las tardes después del trabajo, preparando algo para comer o saliendo, juntos en las noches, los desayunos, los fines de semana. Casi siempre estuvo bien, pero aprendí también algo: ellas, más que nosotros, a veces quieren estar solas.
Motivos y razones hay varios. Y a nosotros eso nos cuesta más. A lo mejor nos aburrimos más rápido, queremos estar en el centro de mesa, nos gusta que nos atiendan, nos escuchen, nos mimen. Para otros será control, o alguna inquietud en saber qué hace ella cuando está sola. Martine dice que es espacio, tiempo para ella, para sus cosas, para preocuparse de ella, para leer o navegar donde quiera, o algo tan nimio como usar el control remoto sin pedírmelo. No sé si entiendo bien la importancia de esto pero en eso estoy. Es fácil creer que dos que se quieren quieran pasar todo el tiempo posible juntos, pero esto no es tan así. Conocimos una pareja en una comida que nos decían que esto de pololear puertas afuera era lo mejor y que no lo cambiáramos en mucho tiempo. Lo más posible. Ellos ya vivían juntos y extrañaban su estado más independiente.
Yo quiero pensar que si ella quiere estar a veces sola, está expresando su necesidad de ser y sentirse autónoma, no su falta de amor, y supongo que cosas como esa nos acercarán más si aprendemos a ser mejores personas.
El departamento está todo para cualquier lado, así que me dedicaré a mejorarle un poco el look. Trasnocharé como siempre, sólo y navegando o trabajando o viendo películas o leyendo, o seguramente todo junto, y comeré lo que quiera y como quiera a cualquier hora y dormiré con las cortinas abiertas y la tele prendida y todas las almohadas para mí.
Estar solo tiene sus gracias.
Pero sé que la voy a echar de menos.
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