Con el corazón medio en otra parte

viernes, diciembre 30, 2005

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Una de mis mejores candidatas a gastarme el premio en el Ritz Carlton de mi golpe de suerte, me escribe, "La verdad querido Ro, es que ando con el corazón medio en otra parte." Y me deja un poco raro y desencontrado. Y, bueno, no sé. Tal vez no quiero leer lo que leo. Supongo que sé lo que es tener el corazón en otra parte, no sé si medio en otra parte, pero en fin. Y la leo muchas veces, para tratar de saber qué siente cuando escribe. Y me desea suerte, y amor. Y no sé, ya no quiero leer más, no quiero verdades ni suertes ni amores, ni medios corazones ni partes ni besos. La verdad es que no me gustan los rechazos. A nadie le gusta oir un no. Pero bue. Así es la cosa. Me gustaba el sí de ella. Pero hay otros sí.

Y aunque la Michi se sigue candidateando a la cena y quedada en el Ritz, preferiría ir con alguien con formas más humanas. Así que... Siga Participando.

Es celosa la Michi. Cuando llega alguien no se me despega, se pasea entre mis piernas, me mira, se sube, me deja, me llama, hace todas las gracias necesarias y seguras de su repertorio para que juguemos.

Si la dejo afuera de mi pieza rasguña la puerta y se queda ahí, metiendo bulla, jugando al desconcéntrate querido, estoy aquí afuera.

Creo que mi vida afectiva es directamente proporcional a los rasguños en la puerta.

Image Salí con la gringa el viernes, a comer y tratar de hablar en el bullicioso Liguria Manuel Montt. Como siempre repleto y ondero. La cantidad de mujeres solas impresiona. Le pasé su regalo de cumpleaños y después nos fuimos a mi casa. Todo demasiado tranquilo. No cerré ninguna puerta ni la Michi rasguñó nada. Me dice que todo bien, pero que la espere, porque cuando ella quiso era yo el de los no y el del corazón ocupado, que tiene que cerrar algunos ciclos por ahí porque tiene el corazón medio en otra parte.

No sé de donde viene esto de los corazones "medio en otra parte", pero postula seriamente a la frase del mes.

Cuando fui a buscar a mi mamá a la Clínica para llevarla a su casa me quedé mucho rato mirando una doctora. O enfermera, o QF o Tecnóloga. No sé que era. Da lo mismo. Pegado. Algo andaba bien. Sobre todo el delantal, blanco, lleno de secretos. Y la forma de pararse, de hablar. De mirar.

Sería ideal una cardióloga, para que me explique esto de los corazones "medio en otra parte".

Ya quiero el 2006.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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