El día que muera Pinochet

miércoles, agosto 23, 2006

Image Leí hace unos días un post de Jorge Díaz, en que nos preguntaba qué iríamos a hacer el día que muriera Pinochet.

Tal como le escribí en los comentarios, para el 11 del 73 tenía 16 años, estudiaba Licenciatura en Filosofía en la Chile y era dueño del mundo. Estaba de vacaciones forzadas en la U y visitaba Chiloé, invitados a la casa del Papo, -¿qué será de él?- con 4 compañeros de escuela. Esa mañana, su mamá nos despertó con una gran radio a pilas, y a todo volumen, que metió a la pieza donde dormíamos. ?Levántense, que en Santiago hay golpe de estado!? Por supuesto que nos quitó el sueño, y la resaca, de un curanto del día anterior. Así como el sueño de ese martes, muchos sueños se truncaron ese día, para todos lados.

El Rafa Cavada escribió un artículo en La Nación del domingo, Honores, ¡¿A quién?!. Léanlo, está bueno. Tal como el Rafa, opino que a Pinochet se le debe harto todavía. Se le deben varios juicios y escuchar hartas explicaciones. Todavía hay muchas preguntas sin respuestas, y mucho dolor dando vueltas. No sé si Chile habrá dado un paso para avanzar en la reconciliación o habremos retrocedido unos cuantos años.

Hace un año y medio, escribí aquí mismo un artículo llamado Cuando Chile duele. Y hablaba del difícil camino a la verdad. Recibí muchos e intensos comentarios. Todavía sigo pensando que ese camino es difícil, largo y doloroso.

Dejar los rencores, enseñar a respetar, tratar de entender el dolor y dar un abrazo a quien lo necesite. Sobretodo dejar de negarlo. No permitir que suceda de nuevo.
¿Será ese el camino? ¿Quién necesita venganzas?

Sobretodo, nunca más.

Cuando Pinochet muera, creo que escribiré un post. Y tal como Jaime, también pienso irme a la calle con la cámara a ver cómo Chile vive el momento. Conversaré mucho del tema con los amigos, y leeré de todo, a favor y en contra. La tele nos inundará de documentales, declaraciones, reconocimientos y vueltas de espalda. Los de aquí y los de allá hablarán horas, días, meses. Algunos celebrarán, otros lo lamentarán, el tema dará para largo.

Un capítulo de la historia se habrá cerrado.

Aunque me quedé pensando.
¿Qué pasaría si muriera el 11 de septiembre?
¿Sería una coincidencia significativa?
Más que una casualidad, ¿sería una señal?
Borges habría dicho que es el ciclo perfecto. Un laberinto múltiple. La historia de la eternidad. El jardín de senderos que se bifurcan.
La vida y su eterno retorno habría dicho otro. Eso que todo va a volver a repetirse un número infinito de veces.
Aunque prefiero creer que nunca más.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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